¿Qué me encontraré a mi regreso a Dublín?

En cosa de cuatro meses se cumplirán dos años desde que volvimos de Irlanda y, lo confieso, las ganas de volver me pueden. Me refiero a visitar de nuevo Dublín, ¿eh? No a mudarme otra vez allí. Not yet. No de momento. Pero he aprendido a que mis movimientos en la vida son los propios de una peonza agitada por el viento dentro de un tornado, por lo que no puedo prometer nada en lo que a geolocalización se refiere de aquí a los próximos… no sé, veinte años. ¿En qué país, en qué ciudad, en qué caserío remoto veré Superman Legacy en julio de 2025? ¡Vete tú a saber! Lo que sí sé, recuperando el hilo inicial del post, es que ya tengo ganas de volver a pisar la que fue mi ciudad durante tantos años. Creo que dos años son tiempo más que suficiente para que Dublín siga siendo la misma, pero también para que haya cambiado dos o tres cositas que me dejen sorprendido. Esa mezcla maravillosa entre «está todo tal cual lo recordaba» y «¡Anda! Mira lo que han puesto en esta calle»… En breve publicaré un nuevo podcast de La Pinta Roja en el que hablo largo y tendido (literalmente, grabé el podcast tumbado en la cama -not really-) sobre las diferencias que me encontré al volver a vivir en España, y si bien es posible que me encuentre con un nuevo «shock cultural» en mi próximo viaje a los dublines como turista (en caso de que me hayan puesto Dublín patas arriba mientras yo no estaba), lo cierto es que mi viaje será mucho más práctico que metafísico. Estas son las cosas que quiero ver, comprobar, experimentar o… ¡probar!:

Quiero ver cómo han dejado el Chapters, una librería top que fue vendida y despedazada y salvada de la quiebra en el último minuto y, me dice Loida, que ha sido reformada incluyendo una ¿floristería-café? en la planta de arriba. Quiero comer en el Musashi o en el Yamamori o en el Eatokyo, en cualquiera de mis japos de confianza, ¡cómo echo de menos la comida japonesa en Madrid! (No porque no haya restaurantes japoneses en Madrid, sino porque aún no hemos fichado ninguno para llamarlo «nuestro»). Quiero pasarme por la zona de prensa y revistas (virgencita, virgencita, que no me la hayan quitado) del Eason y deleitarme pasando las páginas de la Starburst, la Empire, la Total Film, la Sight & Sound, los tabloides irlandeses, los especiales de la familia real británica a 10 euros… y, seguramente aunque intentaré que no mucho, dejarme los dineros. Quiero pasear por O’Connell Street, Grafton, Henry Street y todas las calles del centro que se ponían preciosas cuando les daban dos rayitos de sol. Solo pido eso, dos rayitos. Quiero ir al Cineworld y verme una peli de ruidos y explosiones en aquellas salas 4DX o IMAX que una vez fueron las mías. Quiero ir al Black Sheep y disfrutar de una de sus pintas de su versión de la Guinness en uno de los pubs que más frecuentaba y que menos… «pub» es, pero donde más a gustito me encontraba. Quiero ir a un Spar/Londis y pedirme un chicken roll bien de mayonesa y bien de mantequilla, ¡qué demonios! Quiero pasear por los docklands y disfrutar (a una distancia prudencial, conozco su maldad) del vuelo de las gaviotas. Quiero salir a correr por una de las 10 o 15 rutas que aún puedo recorrer de memoria. Quiero acercarme a las casas donde viví, porque viví en muchas, y recordar los buenos momentos que viví allí junto a Loida. Quiero ir al Forbidden Planet de uno de los quays e intentar, de nuevo sin mucha convicción, no arruinarme vivo comprando cómics como un malnacido. Quiero respirar ese aire purísimo de los parques de la ciudad, cualquiera me vale. Quiero patear Dublín hasta no dejarme ningún rincón, la echo mucho de menos. Quiero ir al Candy Café y pedirme uno de sus cafés de absoluta batalla tan solo para sentarme donde solía sentarme para leer cualquier cosa que tenga a mano. Quiero ir al Sano Pizza y pedirme mi pizza favorita, la que llevaba Nduja y picaba un poquito. Quiero llorar al ver que, casi seguro, habrán subido sus precios. Quiero ir a la cafetería/bollería que hay cerquita, donde no aceptaban tarjetas de crédito hasta hace bien poco, y pedirme esa monstruosidad tan deliciosa llamada chocolate square: un rectángulo (más que square) de galleta, caramelo y chocolate para llorar de la emoción. Quiero ir al Ilac Centre y recorrer uno de los centros comerciales más cutres ever, pero que tiene en su interior una capilla y una biblioteca (¡¡flipas!! Fue nuestra biblioteca durante taaaaantos años…). Quiero ir a Moore Street y escuchar a las señoras gritar a cuánto están las bananas. Quiero ir al Hodges Figgis y recorrer todas sus plantas para respirar a puro libro (again, cosiendo el bolsillo para no poder sacar dinero del mismo). Quiero ir a la filmoteca y, si estoy in the mood, verme algo guapo. Quiero ir a los Lighthouse, los cines más molones de la ciudad, y ver si hay alguna sesión especial que venga fuerte. Quiero ir al Dollard y meterme un buen croissant o focaccia entre pecho y espalda. Quiero ir al Joe’s (si es que aún queda alguno en la ciudad) y pedirme el latte más rico que he tomado en mi vida (sin azúcar, por favor). Quiero caminar hacia arriba, hacia el aeropuerto, donde curré cuando aún me quedaban sueños en la mochila, y acercarme a la calle donde estaba la crepería donde curró Loida tantos años. ¡¿Qué habrán puesto en su lugar?! Quiero darme un baño en las aguas heladas del Forty Foot (¡tantos años viviendo allí sin hacerlo y hacerlo como turista en un viaje de dos días! ¿te imaginas?). Quiero ir andando a Dún Laoghaire y quedarme un par de horas en su biblioteca. Quiero pararme antes en Blackrock y pedirme un café para llevar mientras reanudo el camino (y picoteo algo en la librería pequeña pero matona que tiene tantos libros chulos). Ah, en Dún Laoghaire que no se me olvide meterme en la tienda de libros baratos, en la charity, en la otra charity de la esquina, en…

Shit. I miss her a lot.

The Wexford Carol, uno de los villancicos más antiguos, es irlandés

En breve voy a hablar en el (relanzado) podcast de La Pinta Roja de esta canción: The Wexford Carol, es decir, el Villancico de Wexford. Se cree que es uno de los villancicos navideños más antiguos de todos los tiempos, y es una canción particularmente sentida por los irlandeses.

Os dejo la versión de Anúna, del álbum «Christmas from Ireland». Anúna lleva un rollito dark así tipo The Skulls o qué sé yo, debo investigar.


Uno de los propósitos del comeback del podcast es conocer historias, personajes, lugares… de Irlanda que no pude (¿¿o no quise??) conocer mientras Loida y yo vivíamos allí. Ya sabéis que la vida impone sus propios ritmos y luchar contra el día a día para hacer lo que a uno de verdad le gusta es francamente difícil, pero lo estoy intentando. Además, en breve vamos a tener Special Guest Star de Loida y puede que de alguien más, así que STAY TUNED!!!

Mattress Mick, una leyenda de Dublín

Si un día tengo tiempo, debo contar la historia de este señor; un peculiar y folclórico vendedor de colchones que se ha hecho un hueco (creo) en el corazón de los dublineses; y (seguro) en los espacios publicitarios de media ciudad de Dublín. Mito.

Bloomsday: La celebración del ‘Ulises’ de James Joyce en Dublín

¿Y si llegara yo ahora aquí y me pusiera a hablar del Bloomsday? ¡Menudo embustero! No me he leído el Ulises de Joyce. ¿La razón? Soy un palurdo. Y un vago. Si lo leo alguna vez en mi vida, quizá algún año pueda celebrar con autoridad el día de Leopold Bloom, el protagonista del libro, quien se puso a andar por todo Dublín (muy provechoso le salió aquel día) un 16 de junio… pero de 1904.

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Como vivimos en una postpandemia, se aconseja no hacer el trayecto de Mr. Bloom; si acaso hacerlo virtualmente o apuntarse a alguna actividad online de ver cosas sin moverse del sofá… lo que ha llevado al Guardian inglés a llamarlo ‘Zoomsday’, en lugar de ‘Bloomsday’. (Otra cosa es Doomsday, que es la mole llena de pinchos que mató a Superman). Si le dais a este link, tenéis en PDF el mapa con el recorrido y una explicación de cada lugar (Note to self: guarda para el año que viene)

Mi postre favorito de la historia, cortesía de Dunnes Stores

No sé muy bien cómo definir Dunnes Stores… ¿un Corte Inglés cutre? Sí, mira, lo he definido a la primera. En su supermercado venden unos postrecitos de los de llevarte a casa y tomarte después de la cena. En este caso, estas mini-pots dulces, tenían la «oferta» (ejem) de dos por ocho euros… con lo que cada vasito te sale a dos euros. ¿Merece tanto la pena como para pagar dos euros? Es la cosa más rica que he comido en mi vida, así que SÍ.

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Ojo, a Loida le parece DEMASIADO DULCE… y tiene razón. Pero si os gusta lo extraordinariamente dulce hasta el empalago (en la vida y en el postre), bienvenidos al mejor postre de vuestra vida. Se llama Sea Salted Caramel & Belgian Chocolate Mousse… que es un nombre demasiado largo. Llamadlo copita de chocolate y caramelo. ¡Qué rica, qué golosa, qué maravilla! ¡¡Llegó desde un mágico lugar, perfeccionada por dedicados Umpa Lumpas, para endulzarnos la vida!! Oh, copa grandiosa, muéstranos el camino…

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Este postrecito tiene una capa de mousse de chocolate (la más gordita), una capa de caramelo «sea salted» deliciosa, luego viene la capita de galleta espectacular, todo esto rematado por unas virutitas de chocolate on the top absolutamente juguetonas. Es de un tamaño bueno porque yo soy un glotón y creo que como unidad está bastante bien. No te quedas con ganas de más, no te roban el dinero.

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Dos vasitos serían 4,50 euros por separado, así que a veces pillo las dos copitas de mousse de fruta de la pasión y mango para compensar. Están muy ricas, sí, pero ni punto de comparación con las Sea Salted. Qué maravilla. No me canso de ellas. Ojalá nunca desaparezcan de mi vida.

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Un café bueno, un café horrendo, un helado glorioso

Si en este blog sobre LA VIDA DE DOS ESPAÑOLES EN DUBLÍN me paso casi más tiempo hablando de comida y bebida que de Dublín es porque soy absolutamente tragaldabas. Me encanta comer, si alguien me llama en mitad de una comida QUIERO MORIR, el mejor momento de mi día libre es irme a una cafetería a leer… En fin, un señor viejo y panzudo. Así que hoy estamos aquí para recomendar un café y para alertar del peligro que supone otro, uno que es 100% horrendo. Empecemos con lo bueno, el café de Joe’s.

Joe’s es una de nuestras cafeterías favoritas de Dublín. Tiene un par de locales en la ciudad pero el nuestro es el que está dentro del centro comercial Arnotts (suerte de Corte Ingles menor, muy menor), entre Henry St y Abbey St. Si estáis por el centro de Dublín de compras o turismo y os apetece un buen café, huid como de la peste de Insomnia (cadena Irish donde el café sabe a rayos) o del café que dan en Centra, Londis y similares. Venid a Joe’s de cabeza.

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El local es muy elegante, con lámparas y un juego de colores sobrios pero no serios, me gusta la mesa comunitaria y las banquetas… aunque confieso que a veces echo de menos un buen sofá donde reposar este hermoso culito. Lo mejor, claro, es el café. Pedid un latte grande y tendréis uno de los mejores cafés de Dublín, rematado con la formita en la espuma por uno de sus baristas, por supuesto. Importante no echar azúcar al café. Ni a este ni a ninguno. Si probáis un café de cualquier sitio y uno de Joe’s notareis la diferencia. Antes valía 3 euros el normal y 4 euros el “exótico”, pero ahora han subido el normal y bajado el exótico. Vamos a seguir pidiendo el normal, no nos engañéis.

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Tienen algun bollito, aunque poca cosa, ademas de sandwiches, ensaladas y zumos embotellados super-caros. Jamas nos hemos acercado a ellos. Otra cosa guay de Joe’s es su loyalty card, por cada cinco cafés, uno gratis. Esto es norma en Dublin y rara es la cafeteria que no tiene Loyalty Card, asi que pedidla siempre.

SUPER TIP LA PINTA ROJA: Si os entra un pis urgente, o un popochito, no teneis que salir a la calle. Subid a la planta 2 (mujeres) y 3 (caballeros) de Arnotts para hacer de lo vuestro. De nada.

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Vamos con el café malo, DANGER! DANGER! Bueno, dos. Alerta doble. El café en Dublín es TOP. Como ya he dicho en repetidas ocasiones, un café en Dublín es un producto “Premium”. Lejos de ser ese “ABC” de Espana y su “café con leche caliente o templada”, aquí te los preparan baristas profesionales (formados en ACADEMIAS, que concursan en competiciones MUNDIALES) y te ponen un café ESPECTACULAR DE SABOR, con dibujitos encima y una cremita muy disfrutable. Importante: nunca, NUNCA, echarle azúcar al café. El azúcar se come el sabor del café y no hace falta ninguna. Cada vez que voy a Madrid tengo que echarle uno o dos sobrecitos de azúcar al café con leche que me ponen (ese sabor del café es rudísimo asi a pelo), pero en Dublin llevo dos anos sin echarle azúcar al café. Sin embargo, el hecho de que el café este tan rico en tantos sitios no significa que este rico EN TODOS LOS SITIOS. Os digo dos donde no debéis pedirlo bajo ningún concepto: Insomnia y KC Peaches.

El primero es una cadena irlandesa de cafeterías (que en teoría le planta cara a gigantes extranjeras como la americana Starbucks y la británica Costa –su chai latte es formidable y una bomba calórica-) cuyo café sabe directamente a rayos. No he probado los rayos, pero no deben saber mucho peor. De Insomnia me gusta su logo y su combinación de colores. SU CAFÉ ME PRODUCE ARCADAS. De KC Peaches os recomiendo pedir una ensalada o un bollito, todo muy rico, pero la única vez que probamos un café en su local frente al Trinity College, sentimos un asco muy intenso. Lei luego en algún foro que eso es que tienen la maquina de café mal calibrada porque en teoría su grano de café y la propia maquina es buena y tal y cual… no se, no pienso comprobar si ha mejorado.

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Otro asunto son las maquinas de café habilitadas por estas cadenas (Costa, Insomnia o Bewley’s) y que puedes ver en delis tipo Centra/Spar o en gasolineras. No piquéis. El café, hecho por una maquina, no dejan de ser polvillos sin ese toque humano del barista que sabe como preparar y servir un café. Aunque si no os queda mas remedio, pillaos el de la maquinita de Bewley’s que tienen dentro del Dunnes Stores que hay frente a la estatua de James Joyce en pleno centro de Dublin. El sabor es casi pasable (keyword: casi) y creo que vale 1,50 euros, mas barato que ningún otro de la ciudad.

NUNCA cometáis el tremendo error de pedir uno de esos cafes de un euro del Subway. Ese producto caliente que sirven, evidentemente, no es café. A lo mejor es Makolate

Y oye, ya que estamos… ¿habéis probado la fórmula Café + Helado? Es loca. Es gozosa. Quería recomendaros los helados de Ben & Jerry’s. La mayoría de ellos, pero no cualquiera. Son GLORIA. Gaynor. Dicen que el helado de Ben & Jerry’s es como el hombre negro: una vez lo pruebas, no vuelves a lo de antes (Häagen-Dazs). Ojito al helado de Reese’s Pieces (o helado de peanut butter cups porque no hemos querido pagar derechos…)

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Este helado, Dios le bendiga, nos ha dado noches de gran felicidad. Obviamente, una vez lo abres y pruebas la primera cucharada, es metafísicamente imposible no acabarse la tarrina entera en esa sentada. Esto es entre dos personas, claro, pero me atrevo a decir que en una noche loca me podría pimplar entera la tarrina yo solito, y supongo que alguna vez lo he hecho (ahora mismo no lo recuerdo, pero me parece una proeza muy mía, encaja con mi perfil). El sabor, claro, es pura maravilla. Los “tropezones” de peanut butter saben totalmente a Reese’s Pieces (uno de los productos más ricos jamas creados por el hombre) pero lo que está aún mejor es la crema del helado, que sabe igualmente a Reese’s Pieces pero aún mas soft y delicioso. Es un helado ideal para sentirse gordoncho, para entregarse al bolismo.

Fotos del posts hechas en Joe’s cuando hacía un poquito más de luz solar…

Las mejores burgers de Dublín

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Como lo prometido es deuda (salvo para los políticos), he aquí uno de los posts que dejé programados para que se publicaran en La Pinta Roja mientras nosotros estábamos de vacaciones. En el momento en el que leáis estas líneas es posible que estemos gozando como nunca en Roma… aunque también es posible que estemos sudando como pollos en Roma, con lo que si vosotros no estais de vacaciones y con un ventilador cerca, eh, es posible que estéis “mas agradables” que nosotros (que no mejor). En cualquier caso, este blog no va de nuestros viajes en Roma, sino de nuestra vida en Dublin, asi que hoy os presentamos… NUESTRAS HAMBURGUESERÍAS FAVORITAS.

La mejor hamburguesería a la que podeis ir en Dublin es Bunsen, una maravilla por dos motivos fundamentales: el primero es que su cheeseburger es una de las hamburguesas mas ricas que comeréis nunca; y, en segundo, su carta es una tarjeta de presentación en la que vienen las dos hamburguesas que tienen y los dos tipos de patatas que tienen. Listo. Simplicidad al poder. Que gozada ir a un sitio y saber lo que tienen y lo que quieres en cuestión de 10 segundos, quizá menos. (Sus patatas son simplemente normales, aprobado justito… aunque suene a burrada yo que vosotros me pediría dos cheeseburger).

Otra joyita es The Counter Burger, que me hace un poco menos de gracia desde que se que pertenece al mismo emporio que Eddie Rocket’s (una super-cutre que explota el concepto de diner americano, la comida es muy justita, no vayáis). En Counter puedes hacerte tu propia hamburguesa marcando en un papel el tipo de pan, carne, quesos, salsas y toppings. Cualquier locura que crees te la resuelven con nota. Pedid una combinación de dos quesos distintos y acertareis seguro. Imprescible acompañar la Burger con Sweet Potato Fries, una absoluta maravilla. Y los onion rings son tirillas casi en tempura que están muy ricas y no acartonadas como en otros lares.

Una muy apanada es Gourmet Burger Kitchen, que tiene deals muy interesantes como hamburguesa, entrante y algo mas por 10 euros. Las hamburguesas están ricas (las mas ricas suelen ser las que no entran en la oferta, claro). Como digo, un buen sitio para burgers un poquito mas ricas que las del McDonalds pero sin exagerar. Eso si, probad sus batidos, son una locura. Hay mas hamburgueserías por ahí, pero de las que he visitado estas tres son las que mas me convencen.

El Spire, ese monumento insulso del centro de Dublín

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He aquí uno de los monumentos más feos ever de cualquier ciudad europea. Dublín es una ciudad parca en monumentos o edificios bonitos, así que a alguien se le ocurriría que necesitaban “algo grande en el centro de la ciudad, que llame la atención”. Un pincho gigante llama la atención, sí, pero exactamente dos segundos. Una vez descubres que el Spire (“aguja”) es un pincho gigante y ya (no tiene un topping divertido como nuestro querido Pirulí), lo ignoras completamente por los siglos de los siglos.

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Bueno, cuando le dieron rollito “lightsaber” con iluminación especial con motivo de la nueva de Star Wars pues sí, estuvo cachondo, pero una vez acabada la promoción, vuelta al ignoramiento. Spire, eres feo. Y no tienes sentido.

Dice la Wikipedia que también se llama “Monument of Light”, lo que es una ironía teniendo en cuenta que todos los dublineses lo mantienen EN LA SOMBRA (see what I did here?). Mide 121 metros (eso son muchos Fernandos Romays uno encima del otro) y fue diseñado por los arquitectos de la firma Ian Ritchie, que dicen los muy delincuentes que el Spire une arte y tecnología… pues hombre, a lo mejor si trepas los 121 metros encuentras allí un cuadro perdido de Velázquez… pero desde la base ya os digo yo, amigos de Ian Ritchie, que de artístico tiene poco. Eso sí, como sitio para quedar es ideal, “quedamos en el Spire” es como quedar en el Oso y el madroño o el kilómetro cero.

Luas: el tranvía que hace más huelgas que trayectos por Dublín

Hoy nos han mandado un emilio aragón (en pie) en el trabajo que ha sido demoledor. Es una lista de las próximas jornadas de huelga organizadas por los trabajadores del LUAS. ¿Por qué no harán como los chinos y a las crisis las llamarán oportunidades, «claro, crisistunidad», que diría Homer?.

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Esta gente sigue amenazando con cortarte la mano si te cuelas en el LUAS (ver foto de arriba), ¿¿pero quién se la corta a ellos cuando incomunican a toda la ciudad?? (sí, hay buses, pero NO ME HAGÁIS HABLAR DE ELLOS). Atentos, que vienen curvas:

Subject: Disruption to Luas Transport Services May 2016

Dear All,

Please be advised that Transdev, the Luas Operator, has issued a statement advising customers that services on both the Red and Green Lines will face serious disruption due to strike action on the following dates:

  • Thursday 28th April
  • Wednesday 4th May
  • Friday 13th May
  • Friday 20th May
  • Thursday 26th May (4 hour stoppage from 3pm to 7pm)
  • Friday 27th May

Please note the following important information:

  • Luas tickets will not be valid on services of other public transport service providers during this strike action.
  • Luas will not be providing an alternative transport service.

For more information please see: https://www.luas.ie/stike-info-aprmay16/

Please find attached a copy of the Inclement Weather and Disruption of Transport Services Policy for your reference. If you have any queries, please don’t hesitate to contact your HR Business Partner.

Kind Regards,

PD. De lo de «Scarlet4u» de la foto hablaré en otro post, que lo merece.