No, no se llama Farala (¿¿Farala??) pero sí, sí que es divina. Es la chica que vive conmigo. La misma que se tiene que comer mis «guisos caseros» (ay, madre…). Y la que se queda sin su bata rosa muchas noches porque me la pongo yo (a ver, contra el frío todo vale… además, su tacto es precioso, su suavidad… me protege y me acaricia, es el verdadero abrigo aliado). Bueno, a lo que íbamos, que Loida tiene nuevo trabajo. And that is good.
Seguiremos informando.