No intento vender aquí una imagen «guay» de Dublín, intento ser justo con la ciudad, denunciando sus cosas malas y destacando sus cosas buenas… pero creo que en algo he sido un poco mentiroso o al menos no he dicho toda la verdad: EL CENTRO DE DUBLÍN APESTA. Mirad, la mayor parte de gente que conozco aquí no vive en el centro de la ciudad, sino en «desiertos remotos» parafraseando a Ánsar… la mayor parte de gente que conozco vive en zonas con arbolitos, parquecitos, algún laguito cercano, casas de dos pisos con espacio para dejar el coche y hacer barbacoas… Bien, yo no vivo en esas zonas deluxe, yo vivo en el centro, y el centro es la mugre; lo siento pero esto es así. En mis tres últimos viajes (Múnich, Berlín, Bruselas) he confirmado algo que ya sabía en mis treintaitrés anteriores: todas las ciudades son más bonitas que Dublín. Y, de nuevo, aclaro: cuando hablo de Dublín, hablo del centro de Dublín. No vivo cerca de ciervos y esplanadas verdes, vivo cerca de borrachos y aceras con basuras desperdigadas.
En el centro de Dublín, todo es sucio y apagado y destartalado y un poco como feo. Yo soy feo, por lo tanto me integro perfectamente en esta realidad, pero quisiera aspirar a algo mejor. Mirad, Loida se preguntó muy acertadamente ayer que por qué no limpian las calles en Dublín… y es que os juro que no recuerdo haber visto a un solo barrendero en esta ciudad, ni a gente pegando manguerazos en las aceras, ni a señores afanados en la limpieza de pintadas o arrancada de carteles… ¿Sueno como un señor conservador de 70 años? Puede ser. Yo solo quiero, no sé, caminar por una calle que no dé asco pisarla. Si las calles de Dublín tuvieran personalidad y voz, como ese personaje de la Doom Patrol de Grant Morrison, seguramente dirían que a ver si alguien les puede dejar una esponja y un cubo de agua… En el centro de Dublín hay yonkis, borrachos, basuras, botes de lejía, fish and chips y chicken wings a medio comer, zapatos, gaviotas peleando, aceras con ya tres o cuatro capitas de mierda, señores y señoras RARÍSIMOS Y RARÍSIMAS, gente desnortada, un profundo olor a cerveza, un profundo olor a pis, un profundo olor a mantequilla y fritanga… No hay nada bonito o, simplemente, no feo.
Dublín está bien, está correcta, tiene sus cosas, pero empiezo a estar harto del centro. De pisar el centro. De vivir en el centro. De que sea el centro más feo de todos los centros de Europa.
EL MÁS FEO.
El Señor Barragán de los centros.