Sano Pizza: Las mejores pizzas de Dublín, probablemente sin el probablemente

Sano Pizza tiene unas pizzas que no sé si son sanas, pero son GLORIA BENDITA. He leído muchas reviews del tipo “las mejores pizzas que he comido en Irlanda” (ojo, no ya en Dublín, sino en TODO EL PAÍS), pero la prueba del algodón era la de los italianos del curro. Y Sano Pizza la ha pasado con nota, todos las califican entre “buenas” y “muy buenas”; yo diría que a este precio (¡no llegan a los 10 euros!) son ESPECTACULARES. Son tan buenas que cuando apuras uno de estos roscos gigantes, te sale poner la mano de chef italiano y exclamar “MAMMA MIA!”, ¿a que esto no os lo esperabais en una crítica de un sitio italiano? ¡Os he pillado con el pie cambiado, con el twisted foot!!

El sitio es bastante normalito, grande pero normalito (eso sí, en Temple Bar y justo al lado de donde están montando un Hard Rock Hotel… con lo que lo van a petar aún más fuerte en el futuro) pero uno no viene aquí a ver los cuadros de las paredes, sino a comer esas pizzas “estilo napolitano”: pizzas más suaves, con los bordes un poquito gomosos, la masa se hace con 4 ingredientes (harina, agua, sal y levadura), estrechadas a mano (estrechadas es traducción literal, perdonadme) y cocinadas minuto y medio en horno a 500 grados centígrados. Os diré algo, he comido pizzas en Italia, estas pueden competir con ellas.

Hay como 8 o 10 pizzas (en su web y en foto de abajo el menú con todas) y las dos que he probado estaban riquísimas: Sapori del Sud y Rucola, consultad lo que llevan y desead tener mi vida (… o, simplemente, ir a una pizzería). Este sitio es fenomenal e intuyo que será sitio de peregrinación habitual para mí y mi señora en el futuro; está bien cerquita de un Bunsen y de Eatokyo, otros dos sitios de cabecera, con lo que ya tenemos un triángulo mágico en pleno centro de la ciudad.

 

En resumen, recomendadísimo. Consejo: id sin haber desayunado o habiendo hecho una comida ligerísima en el día, las pizzas son bien hermosas, los estómagos petitos tendrán dificultades, I am warning you. Y antes de irme quería recordarte que cada semana estoy enviado una notita íntima y personal con un montón de cosas sobre— bueno, no puedo contarte nada, ¡para eso está la notita! ¡Suscríbete!

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Breves desde Dublin (Vol. 6)

Una semana más unas notitas breves sobre esta ciudad cuyas calles huelen a mantequilla, cerveza derramada y dulce hedor de frambuesa del último cigarrillo electrónico que lo esté petando entre la chavalada…

Cuando esto se publique estaremos en Waterford, ciudad en la que no tenemos ni idea qué hay, pero que hemos decidido visitar este finde por hacer algo. Foto de Waterford.

Hace poco volvimos al Dollard, un sitio del que ya hemos hablado por aquí , pero luce tan bien (el sitio y la comida) que tuve que sacarle unas cuantas fotos en plan «CATACRACK». La tarta es de Guinness y está que flipas.

En los Cineworld me estoy perdiendo los reestrenos de peliculones como Escape From New York y Solo en casa (sí, sí, Home Alone, peliculón) porque últimamente siempre trabajo de tarde. Son reestrenos que me saldrían gratis (o sea, que están incluidos en mi tarifa plana), pero por horario me es imposible ir a verlos. Quizá vaya a los Light House a ver la de Macauley porque soy fan a muerte de las dos primeras.

¡Ya es Navidad en Dublín y en todo Occidente desde el minuto después de acabar Halloween! Os dejo unas fotos de las luces del Arnotts (suerte de Corte Inglés local) y un árbol que se han sacado de la manga, no lo recuerdo del año pasado aunque todo puede ser… uno se hace mayor…

Por cierto, que nuestra ex-vecina, la que motivó en buena medida que nos fuéramos del piso en el que vivíamos (el de los niños desarrapados, el que tuvimos únicamente durante un mes, antes de mudarnos al que ocupamos -legalmente- ahora en Park West), podría o no trabajar cerca o bien de esos almacenes o bien de donde han colocado el arbolito… eh, nos lo dijo ella el primer día… Aprovecho para dejaros el enlace al último podcast de La Pinta Roja, donde estaba EUPHORIC al haber encontrado un nuevo piso en la zona de Cabra… tiene gracia oírlo ahora que ya no sigo allí y que duró tan poco…

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¡Más breves from Dublin el domingo que viene! I mean it.

Desde #Dublin con amor: Noviembre

Una nueva entrega de fotos que tampoco es que tengan un hilo conductor, es que voy por la calle, saco el móvil a algo que me llama la atención y hago «¡CATACRACK!»… mi móvil suena así cada vez que hace una foto, ¿el vuestro no? Pues llevadlo al Mobile Doctor porque se os debe haber roto cual paraguas en mitad del viento huracanado de Dublín. Si queréis más instantáneas hechas desde Dublín con amor, solo tenéis que pinchar aquí. Sin más dilattio (esto es «dilación» en latín inventado), vamos con la entrega de este mes:

Guinness anunciaba esta cerveza sin alcohol (o casi sin alcohol) en las marquesinas de los autobuses como la primera cerveza non-alcoholic que sabía como una cerveza normal y que por fin lo habían conseguido y que era la bomba. Mentían.

GAA son las siglas de Gaelic Athletic Association, o sea, los que llevan los dos deportes líderes en Dublín e Irlanda: el hurling (el del palo de la foto) y el fútbol gaélico (que se parece al rugby aunque con diferencias). Es una estampa bastante habitual la de niños saliendo de algún entrenamiento con su bolsa de deportes al hombro mientras le dan toques a una pelota con el palo o stick. La camiseta azulita es la del equipo de Dublín. El lema para apoyar al equipo es «Up the Dubs!», que yo elevaría a «Up, up and away! the Dubs», en singular guiño a my man o’ steel.

Una calavera de un pub, oiga, ¿tengo que explicar todas las fotos?

En Dublin hay más B&B´s por metro cuadrado que en toda Tailandia (este dato me lo acabo de inventar pero seguro que esta es una de las ciudades europeas con más B&B’s por metro cuadrado)

Las gaviotas posándose en las farolas de O’Connell Bridge son parte del decorado habitual de la ciudad.

Ya es Navidad en Dublín, concretamente desde exactamente el día después de Halloween. Ahora la Navidad dura dos meses. ¿En España también? La foto es de Henry Street, que está mucho más bonita de noche, con las luces a todo poder. Pero hice «CATACRACK» en este momento, qué le voy a hacer. Uno no puede escoger sus CATACRACKS, los CATACRACKS le eligen a uno.

The Church, en el centro de la ciudad, es precisamente eso, un pub que reforma lo que era una iglesia y por dentro mola bastante. Hace siglos que no voy.

En la puerta de al lado vive un matrimonio con dos hijos rubitos que son clavados y deduzco que son gemelos (… ah, la deducción humana, so powerful). Son todos rubios y de ojos claros, diría que son suecos pero cuando les he oído hablar parecen… ¿polacos? Ya lo descubriremos. El tema es que suelen dejar los zapatitos de los niños FUERA DE CASA, en la puerta. Costumbres sueco-polacas que no puedo desentrañar.

Muchas paredes con grafitis y decoraciones artísticas por toda la ciudad, esta está cerca del Olympia Theatre donde vimos al amigo Tom Odell destrozando (in a good way) el piano.

Lo mismito que la foto anterior.

Oh, yeah, that’s a hat trick!

Un misterio (más) de nuestro nuevo piso (aunque vamos camino de los dos meses aquí, ¿sigue siendo nuevo?) es el del «calentador del agua que no entendemos». Tiene tarifa noctura, diurna, grados, power ons, power offs… ya lo explicaremos en un podcast (¿un podcast hablando sobre calentadores del agua? ¡Vibrante!)

En mi último viaje a Londres vi esta promo de Dublín en el metro y tuve que hacerle una foto. No entiendo muy bien el concepto (¿un flamenco rosa en la fábrica de Guinness?) pero sentí que estaban hablando de «mi ciudad», son ya muchos años aquí… Ah, «wander» es «deambular» o «perderse por». El lema sí me gusta.

Uno de mis callejones favoritos. Aquí he asestado alguno de mis mejores navajazos.

No sé muy bien por qué le he hecho una foto a esto, que es una papelera decorada con publicidad del ayuntamiento, perdonadme.

La papelera de antes está aquí, en el Grattan Bridge. uno de los puentes que recorren el río Liffey (que no es tan potito como otros puentes pero está bien, te facilita cruzar de un lado al otro del río sin tener que ir nadando, cumple con su función como puente).

Soy un artista, I mean, look at this pic.

Caballitos de mar del Grattan Bridge con un poquito de sol en Dublín, isn’t it beautiful?

Breves desde Dublin (Vol. 5)

Que lleve ya más de un mes con estos breves desde Dublín es una proeza solo al nivel de cuando Superman levantó aquel pedrolo gigante casi al final de Superman Returns… ah, ¿que no viste la película?

TE ASESINARÉ.

Pero antes, disfruta de estos breves dublineses:

• Como ya os dije la semana pasada, ¿o era la anterior?, en una de mis carreritas mañaneras (mañaneras si hago turno de tarde en mi querido trabajo), he descubierto que tenemos una cárcel no demasiado lejos de casa… a ver, no está a la vuelta de la esquina, está como a 10 minutos corriendo, pero es al trote cochinero, o sea, que está ni muy cerca ni muy lejos… en fin, a lo que iba, que las últimas dos veces que he pasado por ahí (paso rodeando el muro por donde se fugan en las películas con las sábanas -o en globo aerostático, ahí está Lex Luthor en Superman II-) he visto a gente de lo más sospechosa, con hatillos y bolsas de ropa… que yo ya no sé si son presos fugados, amigos, familiares o socios del club de lectores. Yo ya no sé. Yo no hago preguntas, aprieto los dientes (bueno, no mucho, que tengo bruxismo) y aligero mi zancada. ¡Corre y no mires atrás, muchacho!
• En el Irish Times han publico algo que puede ser de vuestro interés si estáis buscando trabajo y no os importa cambiar de residencia, de España a Irlanda. La sede dublinesa de Facebook se muda a unas instalaciones mayores con lo que surgen como setas 5.000 puestos de trabajo nuevos. Hace cosa de un mes la compañía andaba como loca contratando gente, no sé si seguirá así, pero os recomiendo que busquéis por webs tipo Indeed.ie, jobs.ie, monster.ie, Top Language Jobs y similares.
• Como ya conté, en la zona donde vivimos actualmente (espero que al menos durante un año aunque al precio que estamos pagando es probable que tengamos que empeñar uno de nuestros riñones, quizá varios dedos de los pies) no hay ninguna tienda o supermercado cercano, así que en nuestras escapadas al centro intentamos traer cosillas poco a poco, como pan, leche, latitas de atún (y su estúpido «in brine»)… ahora tiramos mucho del SuperValu que hay al lado de un restaurante mexicano llamado Pablo Picante, que nos queda al lado de donde está la parada de autobús que usamos habitualmente para volver a casa. ¡SuperValu, eres caro pero convenient! (Sigo recordando con afecto cuando una ex-compañera de trabajo lo llamó «Super Balú» en lugar de «Super Báliu», que es como se pronuncia).
• Por si no tuviera ya bastante esta ciudad con sus particulares seres humanos (these are the facts), ahora resulta que hay una plaga de cucarachas que ha afectado a algunos restaurantes, como este en el que afortunadamente no he comido en mi vida. Ha chapado, claro.
• Si queréis ver un vídeo sobre el tema de la vivienda en Dublín, pulsad el siguiente enlace. A lo mejor el tema no os interesa, pero solo por ver calles de la ciudad y el peculiar acento Irish puede que os merezca la pena.

¡La semana que viene más y mejor! See yous, que se dice por aquí.

Breves desde Dublin (Vol. 4)

Bienvenidos a una nueva entrega de Breves desde Dublin, este post dominguero en el que dejo apuntes, cositas sueltas, sobre lo que ocurre en esta ciudad dejada de la mano de Dios:

• La suciedad persiste. Este sería el titular. Como bien me decía Loida hace poco, en realidad da un poco igual a donde te mudes en esta ciudad, en todas partes acaban apareciendo los knackers, los borrachos, la gente trastornada y los menores de edad que, ya vayan en bici o en un carruaje tirado por un caballo/burro, suponen una clara amenaza para tu seguridad. Yo cara vez que veo a dos menos de edad juntos, tiemblo. Ningún menor de edad en Dublín planea nada bueno. NINGUNO.

  
  

• En otro orden de cosas, sabed que hemos descubierto por aquí un gran centro comercial del que todo el mundo hablaba pero que no conocíamos puesto que no tenemos coche. Se llama Liffey Valley, es gigante, tiene de todo… y es un agradable paseo desde nuestra casa, algo así como 40 minutos a pata. En coche deben ser como 6 o 7 minutos. Así es la vida. Lo primero que hicimos el único día que hemos estado allí es comprar varias cosas en el Boots (el Boots más grande que he visto en mi vida, venden ropa, productos de regalo y papelería, sándwiches, etc.), hacernos el carnet del Boots, comernos una buena hamburguesa en el Gourmet Burger Kitchen (hacia unos tres años que no visitábamos uno, han mejorado la carta y la decoración de los locales, la hamburguesa estaba bastante buena) y hacer una compra no demasiado grande en el Tesco (tened en cuenta que luego nos tocaban 40 minutos de vuelta cargando con las bolsas a lo Kevin en Solo en casa…).
• En una de mis carreritas exploratorias (salgo a correr probando nuevas rutas para no aburrirme demasiado) he descubierto que nuestra casa no está demasiado lejos de… una cárcel. Por lo tanto, mi casa está entre dos cárceles (la de verdad y el trabajo). Luego esta mi cárcel mental, que esa es la más estricta de todas, super high-security.
• Llevábamos más de un mes sin internet en casa (estas cosas las iba colgando desde cafeterías o un hotel que tenemos cerca de casa y en el que no hacen preguntas si te pides un café o vas de traje y corbata y parece que estás allí hospedado), así que os voy a advertir de las empresas que no debéis contratar porque fallan más que una escopeta de feria: Virgin, Vodafone y Sky. Al final Sky ha remontado, y aunque con retraso, ha acabado dándonos el servicio que ofertaba. Yo ya me había peleado con las tres y no sabía qué más hacer para tener broadband, o sea, internet en casita. La cosa parece sencilla: te apuntas, pagas lo que te piden y ellos te ponen internet en casa. Bueno, pues os juro que en más de 40 días todo lo que había conseguido son las dos primeras partes… lo de ponerte internet en casa parecía ser una labor imposible, dificilísima para el hombre. ¿Pero acaso no llegó Ryan Gosling a la luna? Pues esto al final también lo conseguimos.
• Hace poco se fue un portugués de mi empresa que es un crack y le regalé una cosita de café, un tipo especial de café (sin moler todavía) de una de las cafeterías más recomendables de la ciudad: Joe’s, la podéis encontrar en el centro comercial Arnotts y en alguna otra zona de la ciudad (creo que solo tiene dos locales en Dublin-Dublin). Es un sitio muy recomendable, el café es carísimo y esta riquísimo. Estos dos supuestos no siempre van juntos.

Con esto y un bizcocho (o banana bread de los que últimamente factura Loida como churros) nos vemos la next week. Same bat-time, same bat-channel!

 

Musashi: Un japonés top en Dublín

En Dublín debe haber un ratio de 700 restaurantes japoneses por cada 1 chino… es decir, la proporción casi inversa que hay en Madrid. Sea como fuere (y lo que fuere es que muchas veces se echan de menos unos simples fideos con ternera), we love Japanese food. Somos fervientes admiradores de los ramen, las bento box y, por supuesto, el sushi. Fijáos si admiramos, y admiro yo personalmente, que ya hasta me estoy aficionando al wasabi. Una locura. Si queréis comida japonesa de calidad a un precio ESPECTACULAR, no os equivocaréis ni un poquito si vais al Musashi (tienen tres que yo sepa: uno en Parnell St. muy cerca de los cines, otro en Capel St. y un tercero por la zona del «centro financiero» -la única de edificios altos en Dublín-).

Aquí todo está rico y el trato de los camameros y camareros es super-amable. Personalmente, me encuentro algo más cómodo en el de Parnell St. (el más nuevo) donde hay más espacio entre mesas, en el de Capel St. (que siempre está lleno) estás algo más encajonado. Os recomiendo cualquiera de sus arroces o la bento box vegetal, que está guay de precio y os quedáis llenos y pletóricos. Viva la vida. Curiosead el menú de Musashi en su web.

Breves desde Dublin (Vol. 3)

Nueva ración de noticias breves (tercera semana consecutiva, me merezco un premio a la longevidad) de esta ciudad llamada Dublín (aunque ellos dicen «Dóblin») y nuestras vivencias en ella-oye:

• Como dije hace poco sin explayarme demasiado, nos hemos mudado nuevamente y ya no vivimos en el barrio de los niños desarrapados. Ahora estamos en Dublin 12, en una zona industrial llamada Park West donde solo hay empresas, más empresas, una farmacia, un hotel, un Insomnia -cadena de cafés local tipo Starbucks o Costa-, un Spar y más empresas, y, ah, un gimnasio que han cerrado. Esto implica que tengamos que calcular muy mucho los horarios de vuelta a casa cada vez que vamos al centro. La frecuencia de autobuses, tranvías y trenes disminuye en la noche y no son raras las carreritas por nuestra parte al salir del cine de tarde-noche (como el otro día cuando vi la reposición de Bitelchús) para pillar el último transporte a casa. Ahora echo más de menos que nunca ese metrito de Madrid hasta la una y media de la madrugada, ¡qué maravilla!

• A raíz de nuestra nueva ubicación, hemos descubierto la estación de trenes de Heuston Station, que apenas habíamos usado previamente. En la estación hay de todo para hacerte compañía por si te quedas colgado esperando tres cuartos de hora tu próximo tren (no es estación tipo Atocha sino más bien… Méndez Álvaro): un Marks & Spencer, un Supermacs (burger local tipo ya sabéis cuáles), una cafetería, un pequeño Eason (uno de mis sitios favoritos de la ciudad, la de O’Connell Street o el centro comercial de Dundrum, no este de la estación)… en fin, tiendas. Lo mejor es un piano que hay ahí a disposición del que quiera tocarlo para amenizar la espera de los pasajeros. Flipo con la cantidad de gente que saber tocar (y muy bien) el piano.
• Una mujer ha denunciado en una asociación de ayuda a inquilinos (Thresold) que el otro día le pidieron 500 euros por enseñarle un piso en el que estaba interesada. Repito, 500 euros SOLO POR VER EL PISO. Esto algún día va a saltar por los aires… Por cierto, sobre el tema pisos, hace poco los de TBTC (Take Back The City) se manifestaron en las oficias de AirBnB (gracias a que era el día de puertas abiertas de edificios que habitualmente están cerrados al público) para denunciar la cantidad de pisos que hay ofertados en la web (cada vez más) y la cantidad de gente que está siendo expulsada de sus casas (cada vez más, como nos pasó a Loida y a mí con nuestro piso de Mountjoy Square)…. mmmm… ¿alguna relación? AirBnB, por supuesto, niega cualquier relación.
• An Board Pleanala (APB) ha bloqueado los planes de hacer totalmente peatonal la entrada al Trinity College. Dicen que quitar los autobuses de ahí impactaría muy negativamente en la movilidad de la gente… y puede que tengan razón, aunque la propuesta era redirigir esos buses a los quays (se pronuncia «quís», como beso), o sea, los extremos de puentes que bordean el río Liffey; con lo que la movilidad seguiría estando garantizada. De todas formas, los quays están bastante distantes de la entrada al Trinity College (hay un paseíto de entre 7-10 minutos) con lo que algo de impacto sí habría. A mí me gustaría que lo hicieran, sería una gozada andar libremente por esa zona sin preocuparse de tanto coche y autobús.
• Por cierto, que han aprobado un préstamo de 100 millones de euros al Trinity College para que «amplíe sus instalaciones»… que ya son bastante amplias, la verdad. Este préstamo lo hace el European Investment Bank y es a 30 años.
• Graham Norton, presentador de mi late night favorito de todos los tiempos (no he visto entrevistas más fluidas y con más buen rollo con las stars), es más irlandés que los leprachauns y acaba de presentar en Dublín su nueva novela, A Keeper. No he leído ninguno de sus anteriores libros pero él me cae de lujo y no me importaría echarle un vistazo (cofieso que ME HORRIPILA el tipo de letra, la fuente, que han usado en su libro).
• Para que veáis un poco por dónde van los tiros de esta ciudad (o del centro de la ciudad, si no estás en el centro el problema no existe, you know), hace poco una mujer (drogada hasta las cejas) agarró de la cabeza y le tiró a una dependiente un vaso de agua hirviendo en la cara cuando esta le pidió que se fuera de la tienda o pagara su café. Esto pasó en un Londis de O’Connell Street, el centro puro y duro de la ciudad. Tremendo.

¡Hasta dentro de 7 días!