Cork, de las más buscadas en Google en 2023, flipas

Según este artículo de Traveler, Cork entró en el Top 10 de ciudades más buscadas en Google en 2023. Y no se suelen buscar las ciudades para ver su producción de mantequilla (excelente en Cork -estuve en su museo de la mantequilla, no sé si único en el mundo-) o su emisión de gases nocivos para la atmósfera (por curiosidad, he mirado en Cork y tienen un ICA -Índice de la Calidad del Aire- de 11, o sea, bueno), sino como posibles destinos vacacionales. Yo, francamente he flipado.

Porque sí, Cork está bien, viene a ser la «segunda ciudad de Dublín» (en tamaño y/o importancia), pero no le veo yo a la ciudad más atractivo que, por ejemplo, a Killarney. No sé. También es verdad que apenas he estado dos veces en Corcho, puede que tres, y que yo solo conozco «lo típico», es decir, lo que todo turista debe visitar, que según la web de Turismo de Irlanda es:

  • El English Market (mola bastante, tipo Boquería de Barcelona, menos grande)
  • La cárcel (que parece un castillo, no he estado)
  • University College (muy chulo, rollo Trinity College)

Y bueno, dicen varios más, pero hay uno que me da mucha rabia: Kinsale, un pueblecito cercano que tiene los edificios pintados «de los colores del arcoíris»… what??? He visto fotos y no recuerdo si he estado o no, ¿¿¿se puede ser más viejo??? He forzado mi memoria todo lo posible, como Jack Bauer a un maldito terrorista en uno de sus interrogatorios en 24, pero no ha habido manera; no recuerdo haber estado allí.

Oye, pues a lo mejor mi prometido próximo ¿probable? viaje a Dublín debe ir a acompañado de una escapadita a Cork-Kinsale para disfrutar de esos edificios tan coloridos. Porque la vida puede irme muy mal (que me va), pero mis ojos, como las caderas de Shakira, don’t lie.

PD. Por cierto, que fue en Cork, en su festival de cine internacional, donde tuvo lugar la premiere irlandesa de Desconocidos (All of Us Strangers), turbofilmina con dos estrellas irlandesas (Paul Tequila Mescal y Andrew Scott) de la que hablo en el último podcast de La Pinta Roja. Escúchalo o sé atravesado por un rayo de pura Guinness (esto es bueno y es malo, morirás al ser atravesado, pero morirás con el puntillo…).

Cillian Murphy es la bomba en los Bafta 2024 (get it?)

Cillian Murphy, actor nacido en Cork de 47 años de edad, se alzó con el Bafta (British Academy of Film and Television Arts) a Mejor Actor por su papel protagonista en Oppenheimer de Christopher Nolan. ¿Os gustó Oppenheimer? A mí me gustó, pero a partir de cierto momento. Al principio estaba absolutamente lost con la película, no entendía esa propuesta de «texturas diversas» en una misma cinta sobre un acontecimiento tan unívoco… Sí, sí, he dicho unívoco. Pero vamos, que espero volver a ver la peli en casa para ver si la peli me apasiona o, simplemente, me parece ok como me pareció en cines. Volviendo al tema de nuestro amigo Cillian Murphy, sabed que el actor derrotó a Teo Yoo por Past Lives, Paul Giamatti por The Holdovers (un auténtico crack en una peli que me encantó), Colman Domingo por Rustin (¿?), Bradley Cooper por Maestro... y mi bro Barry Keoghan y su culito respingón por Saltburn.

Ya sabéis, y si no lo sabéis ya estoy yo aquí para recordároslo, que en el podcast de debajo de La Pinta Roja le dediqué un especial a Barry Keoghan, hablando de su vida y milagros, comentando su vida en un barrio no demasiado aconsejable de Dublín (si no quieres que te partan las piernas, that is) y la mayor parte de su filmografía, desde las más populares (la del Ciervo de Lanthimos, la de las Banshees) hasta las más desconocidas (como Mantén la calma). Siento que Barry no se llevará el premio, pero tiene como 300 años de carrera por delante para llevarse todos los premios del mundo. ¡Hasta el Goya puede llevarse! (eh, pueden darle ese nuevo Goya exótico e internacional, es posible, no podéis negarlo).

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Volviendo a los Baftas, la gala de entrega de premios, la 77 ya, tuvo lugar el 18 de febrero en el Royal Festival Hall, que está en el Southbank Centre de Londres. Que si os mola Londres y habéis ido, sabréis que que es un centro cultural multidisciplinar donde hay veinte mil movidas, Londres me pone como una moto, maldita sea. Oppenheimer se llevó siete máscaras doradas, entre ellas la de Mejor Peli; Pobres Criaturas se embolsó cinco, y La Zona de Interés (que os recomiendo) le birló el de Mejor Peli Internacional a La Sociedad de la Nieve de nuestro Bayona. Aquí tenéis todos los ganadores.

Uno de los momentos más míticos de la gala fue la aparición de Michael J. Fox, un actor al que idolatro, incluso en sus series menos «recordadas». Os dejo el momento, ¡tú sí que eres la bomba, MJF!

Aprender a conducir un autobús en Dublín (good luck with that!)

Si tuviera que definir en una palabra mi relación con los autobuses de Dublín, sería TERRORÍFICA. ¿La película Smile de gente sonriendo muy fuerte que es tan fuerte que te dejan la sangre helada? Menos terrorífica que montarte en un autobús en Dublín. Vienen poquísimos, los trayectos son eternos, algunos que van a llegar a la parada de repente desaparecen (quizá abducidos el segundo antes a su planeta de vuelta), los conductores no son lo que se dice sutiles y los pasajeros… pues bueno, mira, te pongo un ejemplo de los pasajeros: una vez una señora se quedó DE PIE frente a nosotros, que íbamos sentados (es decir, ella estaba DE ESPALDAS a la carretera) y se puso a sacar scones (bollitos rellenos de pasas) de una bolsa grande del Dunnes Stores y empezó a ofrecerlos a la gente y a depositarlos en el suelo. La señora SE CLAVÓ AL SUELO DEL BÚS COMO UN JUNCO durante todo el trayecto (unos 40 minutos), solo mecida por los atrevidos volantazos del bus driver. Un cuadro. Entiendo que la señora pertenecía a este colectivo.


Y otra vez unos niños tiraron piedras al bus donde íbamos sentados (la línea anunció la suspensión del servicio unos días después hasta que se resolviera el tema piedras)… en fin, el mayor espectáculo del mundo es este, no el circo. Todo esto venía a cuento porque el Irish Times ha publicado un vídeo (que podéis ver pinchando aquí) en el que una de sus redactoras, Shauna Bowers (que es simpatiquísima), «aprende» a conducir un autobús con la ayuda de la instructora Tina de Dublin Bus. A ver, esto es un poco como tirar un penalti en un entrenamiento o tirar un penalti en la final del Mundial con todo el público abucheándote, no es lo mismo. (Las piedras le dan una emoción distinta a la cosa).

Debajo os dejo un podcast de La Pinta Roja en el que podéis encontrar las cinco diferencias (son más) entre los autobuses y los LUAS (los tranvías) de Dublín. Si no tenéis tiempo para escuchar esos 17 minutos que serían decisivos en vuestra vida, ya os lo resumo yo: PILLAD. SIEMPRE. EL LUAS.

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Por cierto… what if God is one of us, just a stranger on a bus, trynna make his way home… (siempre me ha encantado esta parte de la canción)

¿¿Es la Guinness una gran mentira?? Mi mundo se desmorona

Estoy tiritando. Todo mi mundo se tambalea. Mi realidad es la de Rocky Balboa, el Potro Italiano, en la ducha al comienzo de Rocky IV: temblando, desnortado, nada a lo que asirme, maréome… ¡¿Pues no va uno de un pub irlandés y dice que la forma tradicional de tirar la Guinness es una técnica de marketing y que no hay una «forma correcta» de servir la mítica cerveza irlandesa?!


Una pinta de Guinness, bien tirada en un pub irlandés, tiene una manera muy específica de servirse: hay que esperar entre 60 y 80 segundos para volver a tirar del grifo y rematar la pinta. Es decir, pones el vaso bajo el grifo, echas la cerveza y, antes de llenarlo, te frenas y dejas que la Guinness se «asiente» en el vaso durante ese minuto-minuto y medio (es super chulo el efecto de la cerveza «asentándose»; es precioso, maldita sea). Una vez «asentada», vuelves a ponerla bajo el grifo para llenarla hasta arriba y dejarle esa espumita maravillosa a punto de desbordar el vaso… Un proceso casi mítico.

Dejo vídeo debajo de cómo se hace el «double pour» característico de la Guinness (fíjate en el efectillo asentamiento, ¡fantástico! -momento en el que el cámara se vuelve loco de la cabeza, momento lynchiano-):

El susodicho camarero (¿¿susodicho?? ¿es una palabra real?) ha declarado que todo esto es una engañifa, que no hace falta esperar entre tiradas, que ni asentarse ni tonterías, que la Guinness debería tirarse del grifo como cualquier otra cerveza: del tirón. Es más, que no hace falta ningún tipo de habilidad especial para servir una Guinness y que cualquiera podría echarla bien en el vaso.

¡¡Blasfemia!!

El tipo, que no es «un camarero de un pub», sino Nate Brown, dueño de tres locales distintos en Londres (Paloma Café, Soda & Friends y Nebula -no pienso ir nunca a ninguno de los tres-), ha declarado al Financial Times, nada menos, que esperar entre la primera y segunda tirada es una estratagema comercial de Guinness para que su cerveza sea muy guay y muy especial, pero que en lo que afecta a la calidad de la pinta en sí, no afecta en absoluto. Vamos, que si sirves la Guinness como cualquier otra cerveza, el sabor y la textura será exactamente el mismo que si esperas esos 60-80 segundos y haces dos tiradas para que la cerveza «se asiente». Muy bien, Nate, ¿qué nos vas a decir ahora, que los Reyes son los padres y que el Ratoncito Pérez es un ser de ficción? ¡¡No necesitamos tus declaraciones, Nate!! ¡¡Déjanos con lo nuestro!! Luego va el tipo y dice que él en sus locales la sirve con la doble tirada tradicional… pero para que la gente no le mire mal, porque es lo que espera la peña, pero que a solas él se pone las Guinness de una tirada.

¡¡Por un barranco te tiraba yo, Nate!!

Varios dueños de pubs y la propia Guinness le han contestado diciendo que sin doble tirada es imposible conseguir «the perfect dome on top», es decir, el disquito espumoso que corona la Guinness en las pintas de todo el mundo. Que de una única tirada es imposible conseguir la consistencia y espumosidad (esta palabra es mía, no de los responsables de Guinness) necesarias. En el artículo del Guardian que os enlazaba al principio del post hasta han hablado con el Doctor Tomoaki Watamura, de la Universidad de Tokio, quien ha asegurado que la doble tirada es beneficiosa para controlar las «bubbles dynamics», ¡¡la dinámica burbujil!! ¡Qué bueno que viniste, Tomoaki! ¡Dale con la ciencia en la cabeza a ese palurdo de Nate!

Mira, Nate, bastante tienes ya con la riada (sí, dije riada) de comentarios negativos que te han caído en redes por decir semejante majadería, yo solo quiero mandar este mensaje al mundo: no seáis como Nate, let people enjoy things. Nate, amigo, mírate el croquis de debajo y, por cierto, ¿conoces a los Miami? ¿No? Pues muy pronto los vas a conocer…


Aquí debajo os dejo el primer podcast ever de La Pinta Roja, grabado (o, al menos, colgado en Ivoox), en septiembre de 2014, es decir, ¡hace casi ya 10 años! A día de hoy, sigue siendo el podcast más escuchado de La Pinta Roja y quiero creer que en él, aparte de narrar todas las ilusiones que cargaban nuestras mochilas cuando iniciamos nuestro gran viaje kajuna irlandés, hablamos algo de las Guinness, las pintas y los pubs que iban a acompañarnos en nuestro camino. Si no es así (sé que en mis primeros apuntes sobre la ciudad, con unas fotos que me hacen recordar con mucho cariño nuestros beginnings allí, hablaba de lo cara que era una pinta, pero no me metía en más harinas), en breve repararemos este error monumental, y le dedicaremos un podcast como Dios manda a la Guinness y su mítico (e imprescincible) doble tirabeque, doble tirabuzón, double the magic!!!

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¿Irlanda unida jamás será vencida?

La República de Irlanda, que es la Irlanda de la que hablamos aquí en La Pinta Roja, la que no forma parte del Reino Unido (sé que aclarar esto es un poco raro, pero no sabéis la cantidad de gente que se confunde con esto), podría volver a arrejuntarse con Irlanda del Norte, de la que lleva separada un siglo. ¿Es esto posible? ¿Cuáles son las claves de este reencuentro? ¿Qué consecuencias tendría para ambos países? Os recomiendo absolutamente que pinchéis en el link de debajo:

Podcast Hoy en El País sobre Irlanda del Norte possibly meeting ROI (Republic of Ireland)

La Pinta Roja 27: Final Europa League en Dublín. Especial Jedward. Vivarium.

UNA HISTORIA: La final de la Europa League de esta temporada se jugará en Dublín, en un estadio que… tiene varios nombres, dependiendo de a quién preguntes.

UNA CANCIÓN: Las múltiples canciones, vida y milagros de Jedward, dos gemelos dublineses salidos de The X Factor que han participado en Eurovisión (¡dos veces!), en Celebrity Big Brother (¡dos veces!) y han hecho vídeos con Tara Reid (¡dos ve— no, esto fue solo una).

UNA PELI: Vivarium, una de las películas que más catacróquer te pueden dejar en la vida. La dirige un irlandés que debe estar torcuato. Absolutamente recomendada.

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Seis Naciones, Irlanda y el rugby: A ver si me entero

Del 2 de febrero al 16 de marzo tenemos la nueva edición del campeonato que enfrenta a nuestro país (¡Irlanda, por supuesto!) contra Inglaterra (¡los odiamos!), Gales (the same!), Escocia (estos son majos, Glasgow y Edimburgo, especialmente esta última, tienen mucho encanto), Francia (eeeeeeem… paso palabra) e Italia (a estos los queremos, son guays).

Ayer, en el partido inaugural del torneo, Irlanda le metió una tunda a Francia. A ver, no sé, yo de rugby no entiendo mucho nada, pero 17 a 38 suena a victoria sin despeinarse. Irlanda defiende título, así que supongo que son muy buenos. Oye, que voy a salpimentar este post con tweets de la cuenta oficial del torneo (¡patrocinado por Guinness!) que molan mucho.

No os voy a engañar, todo lo que sé del rugby es que es como el fútbol americano pero sin cascos ni protecciones, a porta gayola, por así decir. A las bravas. En Dublín estaban como locos por la música con esto y los pubs se inundaban cada vez que jugaba Irlanda (ojo, no confundir el rugby con el fútbol gaélico -harina en la que ya me meteré en el futuro, embadurnarme de harina como Jessica Lange-). Lamentablemente, ni Loida ni yo entramos nunca en este mundo. Pero vamos, el Seis Naciones me parece interesante como fenómeno, es uno de los acontecimientos deportivos que más pasiones mueven y que, quieras o no, te acaba salpicando aunque estés en un bar de Móstoles tomándote un pincho de tortilla para desayunar. Simplemente, te llega.

Si estás tan perdido como yo, he aquí una GUÍA EXPRÉS PARA RECIÉN LLEGADOS AL SEIS NACIONES: Tiene lugar entre febrero-marzo de cada año y juegan las selecciones anteriormente mencionadas, que son las más potentes de Europa. Se juega en casa de cada país participante, como si fuera la Champions (Irlanda tiene su sede en el Aviva Stadium, donde se jugará la final de la Europa League como os conté en este podcast). Inglaterra juega en un sitio llamado Twickenham (¿?), Italia en el Olímpico de Roma (ojo, cuidao), Escocia en Murrayfield, Gales en el Millenium Stadium de Cardiff; y, Francia, supongo que por su cara bonita, juega en tres sedes distintas: Marsella, Lyon y Lille. (Con esta jugadita de debajo a lo mejor flipas)

Nació en 1882 con Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda, Francia se uniría en 1910 (se fue en 1931 para volver en 1947); y la última en apuntarse fue Italia en el año 2000. Antes del 2000, claro, era el Cinco Naciones. ¿Os imagináis que antes fuera también el Seis Naciones y la sexta nación era una nación secreta, una ghost nation, con los jugadores emboscados en una manta de invisibilidad y compitiendo por unos nefarious interests? ¡Quiero una película de esto y la quiero ahora!

Me duele decir esto, pero Italia es la «peor» selección de todas: Inglaterra tiene 29 títulos, Gales 28, Francia 17, Escocia e Irlanda empatan a 15… y nuestros hermanos italianos lo mejor que han hecho es quedar cuartos. Mira, ellos con sus croissants rellenos de crema de pistacho yo creo que ya obtienen la felicidad por otros medios. ¿Es por eso que España no participa, para no quedar la sexta cada año?

Irlanda ha arrastrado al torneo su pequeño problemilla con lo del IRA. Tras el Bloody Sunday (la matanza de Derry de 1972), se estableció que no volviera a sonar el God Save The Queen durante la presentación de los equipos, tampoco sonaba el himno irlandés cuando los Irish jugaban fuera de casa… todo esto acabó en 1997.

Lo más destacado para un OBSERVER que viene de fuera a este mundo es lo de los protectores bucales inteligentes: resulta que desde ayer, los jugadores llevan protector bucales con sensores que recogen «data» de esta tan rica de nuestros tiempos y la envían por bluetooth, en este caso son datos sobre la frecuencia e intensidad de los golpetazos que reciban en la cabeza. Si hay muchos, se retira al jugador para prevenir conmociones cerebrales. O algo así. La primera prueba de esto fue en un partido de rugby femenino entre las selecciones de Italia y Japón.

Pues nada, mucha suerte para todos y a ver si Irlanda DESTRUYE a los otros cinco países participantes, especialmente a Gales, por el pobre rendimiento que dio Gareth Bale en el Real Madrid. ¡A por los galeses!

102 años del Ulises de James Joyce

El 2 de febrero de 1922 coincidió, además, con el cumpleaños del autor, que cumplió entonces 40 años. El reconocimiento universal a la importancia del Ulises es unánime, y el retrato que se hace en el libro de la ciudad de Dublín es equiparable, por su excelsa capacidad descriptiva, al Londres de Dickens o el París de Balzac (por supuesto, esto lo he copiado de la Wikipedia porque soy un tarugo -repito, me prometo leerlo, tanto Dublín y tanta Pinta Roja y vas y no lees a Joyce…-).

En lecturalia dicen que la cosa va de Leopold Bloom recorriendo Dublín durante un largo día durante el cual vamos escuchando un monólogo interior del protagonista y que fue esto, la «odisea verbal fascinante» que nos permite conocer los pensamientos de Bloom y, por extensión, los de los seres humanos, lo que convirtió a Ulises en la obra magna que es. Me encanta esto que dicen de que cada capítulo del libro es un prodigio de invención estilística, una fiesta de la inteligencia y la imaginación que, hoy como ayer, sigue deslumbrando por la magnitud de su ambición y su torrencial polifonía. ¡A por él, maldita sea!

El recorrido que hace el protagonista de la novela, por supuesto, ha dado origen al Bloomsday en Dublín.

Irish Wish: Lindsay Lohan busca el amor en Irlanda

El 15 de marzo Netflix estrenará Irish Wish, rom-com con Lindsay Lohan de prota (¡qué bueno que volviste!) que va de lo siguiente: El «soul mate» de Li·Lo va y anuncia que se va a casar… ¡con la mejor amiga de Li·Lo! Pero nuestra Lindsay no quiere romper amistades ni relaciones y promete ser la dama de honor de su amiga en la boda que se celebrará en Irlanda. Días antes del enlace, la Lindsay se despierta y, mágicamente, es ella la que está a punto de casarse con su alma gemela… ¡solo para darse cuenta de que no está tan enamorada del chico como creía! Yo ya tengo las palomitas ready.

Del resto del reparto no conozco absolutamente a nadie. Bueno, miento, conozco a la Doctora Quinn (¡Jane Seymour!), pero los demás ni idea. Es la segunda peli de Lindsay para Netflix tras Navidad de golpe (Falling for Christmas) y, si es igual de bien recibida que la anterior, yo me daría con un canto in the teeth. La peli se ha rodado en distintas localizaciones de Irlanda y una historia muy interesante y de la que hablaré próximamente en el podcast de La Pinta Roja es la búsqueda por toda Irlanda de una doble de cuerpo para Lindsay Lohan (¡¡esta debería haber sido la película!!).

Si queréis escuchar recomendaciones de películas irlandesas o que tienen lugar en Irlanda o que están protagonizadas/dirigidas por gente de la Isla Esmeralda, os recomiendo que le deis caña a alguna Pinta Roja del archivo como, por ejemplo, esta de debajo:

· Barry Keoghan: Mantén la Calma, El sacrificio de un ciervo sagrado, Saltburn