¡Feliz Navidad y próspero 2018 con los 5 mejores posts de La Pinta Roja!

¿Podría ser más largo el título de este post? Es como Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, no me cuente usted ya toda la película en el título, deje algo para la sala. En fin, que os deseo desde aquí unas felices fiestas y una estupenda entrada de año nuevo. Uno de mis propósitos para 2018 será retomar los podcasts de La Pinta Roja (podéis escuchar todos los grabados so far pinchando aquí), pero dejemos las resolutions para el año que viene. Ahora os dejo con los 5 posts de 2017 que más gustirrinín me dio escribir (sentí verdadera excitación):

???????????????????????????????

Entrevistas de trabajo en Dublín (y lo que viene después): ¿Creías que después de apuntarte a una oferta y de pasar una entrevista con la empresa ya tenías el trabajo? ¡PUES THINK TWICE! (espero que te hayas llevado un sobresalto al haberlo leído en mayúsculas y negrita). Pasar la entrevista was just the beginning…

Y la mejor hamburguesa de Dublín es…: Me gustan las hamburguesas, he visitado los sitios donde mejor las trabajan en Dublín (sí, sí, los mejores) y el veredicto de Juan te sorprenderá (not really).

¿Qué es el Pancake Day?: Porque si Batman y los podcasts tienen su día, por qué no las tortitas.

En Dublín DROGAS NO, y medicamentos tampoco: ¿Creías que era sentirte mal, ir al supermercado y atiborrarte de medicinas? ¡PUES THINK TWICE! (¿¿te he pillado dos veces con lo mismo?? ¡Conozco los resortes del terror mejor que Stephen King o, al menos, mejor que Owen King!)

Esta casa es una ruina: El piso donde estamos de alquiler desde hace más de tres años se nos cae a cachos. En este post intento reírme de la situación. Ja ja.

tenor

10 costumbres irlandesas que deberíamos importar los españoles

Importar a nuestro propio cuerpo; digo, meternos en vena estas costumbres 100% irish y ejecutarlas con nuestro característico estilo español (como cuando decimos «jóspital» para decir hospital, que se entiende pero lleva nuestro sellito). Ahí va:

1/ Dar las gracias al autobusero: No hay trayecto en autobús que no concluya contigo lanzándole un thank you! al conductor justo antes de bajarte. A esto ayuda que habitualmente solo abran la puerta delantera, tanto como para subir como para bajar. Juro que los autobuses de Dublin Bus tienen todos dos puertas.

dsc04075

2/ Sacar dinero cuando compras leche: Se llama cashback. Vas a por tu barra de pan y tu brick de leche y le dices al cajero que te saque 15 euritos en cash de tu tarjeta. Sé que se hace en algunas partes de España. Pero hay que extenderlo como la mantequilla.

3/ Hablando de mantequilla…: ponerla blandita y lista para untar como ponen aquí en todas las cafeterías/restaurantes. Poner mantequilla dura es de rookie.

4/ Cenar entre las 5 y las 7 de la tarde: Yo a esa hora ya tengo hambre. Sobre todo cuando el almuerzo es ligerito y se hace a las 12.

5/ Pedir perdón cuando toses o estornudas: Esa gente que cuando estornuda parece que se le escapa el alma bien haría en disculparse por las molestias que nos causa su descontrol físico. ¡Controla tu físico, muchacho! Por no hablar de los que tosen… aquí cada estruendo vocal va acompañado de un «excuse me» super-agradable. Te hace odiar menos al que tose machaconamente.

6/ Empresas donde puedes ascender sin trepar: Ojo a la revolución mental que tienen aquí liada: empresas de estructura horizontal donde puedes ir «aplicando» para otros departamentos y, poco a poco, ir ascendiendo en la empresa. Planear tu vida entera en una empresa que te valore. Jefes, roles, departamentos y escalafones casi transparantes para todos los trabajadores. Es curiosísimo. Es brillante.

7/ Fumar más cigarrillos electrónicos: Su olor no me provoca el vómito. Gracias.

8/ Ver un programa navideño con la familia: Como este de los juguetes. ¿Se siguen haciendo los especiales de cómicos en Nochevieja en España o esos también han sido eliminados?

9/ Moverse en tranvías: Pues eso. Utilísimos.

10/ Señores amables en la calle: Que no digo que en Preciados no se te pare ningún alma caritativa para guiarte con su teléfono móvil 15 minutos hasta que te deja bien encarrilado por la calle a la que querías ir… pero como que no abundan, ¿no?

The Happy Pear, vegetariano muy rico en los Greystones

Un restaurante muy recomendable, y además sano (algo que no suelo recomendar en La Pinta Roja), es The Happy Pear, que está en un sitio llamado Greystones («está en un sitio», qué prosa, qué manejo…). Un paseo guay para echar la mañana es pillarse el DART (tren de corto recorrido, suerte de Cercanías) desde Dublín a Bray e ir andando desde aquí hasta Greystones recorriendo una montañita y bordeando el mar. El paseo lleva cosa de 70-80 minutos, por lo que se llega cansado al restaurante y con ganas de zampar.

Una vez allí os encontraréis con comida vegetariana preparada de esa forma tan rica que LUEGO EN CASA NO. Vas a un vegetariano rico y dices “anda, pues esto está muy bueno” y llegas a casa a hacer lo mismo y esa lechuga iceberg y esos tomates de plástico nunca dan el mismo resultado. Yo me pedí un Buddha Bowl, o sea, un poquito de todo (la quinoa, el arroz, la coleslaw, las habas, el hummus…) y unas sweet potato fries con pimentón que estaban riquísimas.

happy2

Además, el bol es bastante generoso, y esto lo dice un señor que a cualquier cosa lo llama poca cantidad, así que bien de calidad, bien de precio y bien de cantidad, “tick all boxes”, que dicen por aquí. El restaurante y tienda ocupan una casa Irish entera, planta baja la comida y las dos de arriba las plantas para comer, con lo que las mesas y asientos están como dentro de una casa (porque lo están) y tiene ese encanto estoy comiendo en un sitio cool aunque yo no soy cool no es que quiera aparentar ni ser un poser pero bueno quizá un poco.

La pera feliz (el nombrecito…) nació en 2004 en forma de pequeña tienda vegetariana que montaron dos hermanos gemelos (Dave y Steve), que se han hecho superfamosos a raíz del éxito del local, que ha crecido hasta convertirse en uno de los sitios de referencia de Irlanda para comer sano; tienen varios libros publicados y sus intervenciones en tele y prensa son habituales. Parece que no han perdido la “humildat” y los “valors” y que siguen haciendo cosas ricas a precios razonables. Cheers!

The Toy Show, el Telepasión para niños de la tele irlandesa

Hace poco fue la fiesta de Navidad de mi empresa y me llamaron la atención dos cosas de la misma: 1) El menú fue lo peor que he comido en mi vida (ahora dos bolas de mozarella y una patata cuadrada es alta cocina…); y 2) Uno de mis compañeros, más irlandés que la mantequilla Kerrygold, me dijo que no venía a la Xmas Party porque «he quedado con mis hijos para ver The Toy Show«. Ya había oído hablar de este programa que ponen cada Navidad pero desconocía su enorme poder de convocatoria… Cuando en estos tiempos tan llenos de ocio un programa de la tele pública (RTE en este caso) aún es capaz de reunir a familias enteras delante de la tele, ojo, aquí pasa algo.

toy1

El Toy Show en cuestión es una edición especial y navideña del programa The Late Late Show («el más antiguo chat show de la tele de todo el mundo», ¿será verdad?) que se emite a primeros de diciembre y es algo así como revisar el catálogo del ToysR’us (Toisarás, en español) en la tele, un desfile de los nuevos juguetes para que los niños se flipen y los padres tengan sudores fríos (es broma, los padres lo adoran también, crecieron con él -se emite desde 1975-). Lo presenta el que lleva el late show de cada época y solía salir Dustin the Turkey, que es una mascota feísima popular por aquí, que siempre traía algún regalo bajo el brazo ala (que no ha pagado él, ¡ese pavo se lo lleva todo de gratis!). Pero Dustin ha sido VETADO y ya no sale nunca. ¡Justicia para Dustin! Free Dustin! (Podrían invitarlo junto con Dustin Hoffman y decir «recibimos en el plató a dos Dustins: uno es una mascota infame y el otro es un genio de la interpretación»… y luego ya que cada uno en casa decidiera quién es quién).

Algo muy esperado del programa es comprobar qué jumper navideño llevará el presentador. Os confieso que escribo de oídas (y de leídas) porque nunca he visto el programa, ¡pero prometo verlo el año que viene! (Sí, claro, claro…)