10 diferencias entre los irlandeses y los españoles

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Maticemos: 10 diferencias básicas, superficiales, apreciables a primera vista. Todas ellas, por supuesto, subjetivas. Vamos pues con esas 10 diferencias que separan al hombre irlandés, llamémoslo Paddy (short for Patrick, quizá el nombre más común del país) del típico señor español, al que llamaremos Paco:

1. El irlandés te ayuda en la calle. Cuando estás buscando una dirección, te tiende la mano. Y no para robarte el móvil (esto es algo más propio de Paco). Paddy, nuestro irlandés tipo, es capaz de frenar su coche, bajar la ventanilla y preguntarte si necesitas ayuda para ir a algún sitio si percibe por tu mirada despistada (y andares patizambos, en mi caso) que estás buscando alguna dirección. Paco es más de preguntar: «¿Has probado a buscarlo en Google Maps?». Querido Paco, estimado chamán… jamás se me hubiera pasado por la cabeza buscarlo en Google si no fuera por tu comentario… O eso, o es que NO TENGO INTERNET EN EL MÓVIL.

2. El irlandés es amable. Lo de ayudarte cuando le preguntas una dirección podemos extrapolarlo a todos los ámbitos de la vida. Aquí hay menos pitidos de los coches, menos gritos, menos prisas y menos malos humores en la calle.

3. El irlandés fuma cigarrillos electrónicos. En Dublín hay auténtica pasión, casi un fervor propio de videoclip de Chimo Bayo, por los cigarrillos electrónicos, los e-cigars. Grandes y pequeños (sí, sí) le dan al palito de colores ese que da gusto. Supongo que media ciudad está intentando dejar de fumar y el primer paso es mudarse a la alternativa electrónica. En Madrid apenas vi a dos o tres personas, tal vez eran espectros, con semejante invento. Me atrevería a decir que de aquí a un año, en Dublín habrá más fumadores de cigarrillos electrónicos que de los normales. Al tiempo. A esto ayuda mucho, claro, que aquí un paquete de tabaco cueste el doble que en España. No es ya un deseo de dejarlo, supongo, sino el deseo de llegar a fin de mes.

4. El irlandés no sabe hacer colas. Paddy, nuestro irlandés tipo, es un hombre extremadamente amable pero extremadamente torpe a la hora de hacer una cola. Ya sea en la parada del autobús, en la carnicería o en la premiere de «50 sombras de Grey» para tocar el pecho de Christian Grey (experiencia que intuyo gozosa). Aquí van todos al barullo y que sea lo que Dios quiera. No se respetan los turnos. En este sentido, Paco, nuestro español tipo, me merece mucha más confianza: Paco sabe lo que cuesta cuidar y mantener el sitio en una cola. ¡Bien, Paco!

5. El pollero irlandés lleva gorrito en la cabeza. Paddy, cuando curra de carnicero/pollero (en las «Butchers», que llaman ellos), lleva un ¿elegante? gorrito blanco en la cabeza, además de un batín blanco; lo que da al gremio un distintivo inmediato. En España a lo mejor lo he visto en algún Carrefour, pero en general los polleros en España va cada uno de su padre y de su madre. ¡¿Pero qué desastre es este?! Pensemos en cuánto bien nos haría un grupo de polleros bien organizados, prietas las filas, que se muevan todos a una, un engranaje perfecto de soldados del pollo, desplegados por la ciudad, demostrando su poder. Ha llegado el momento de que se hagan cargo.

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6. El irlandés come de mal que da asco. No soy muy amigo de topicazos (o sí, depende de si respaldan mis teorías sobre las cosas), pero aquí no queda otra que confirmar lo que ya es sabido: aquí la gente como muy mal. A ver, que Paco puede venir aquí y comprar de todo en cualquier supermercado y hacerse unos platos espectaculares, lo que digo es que Paddy come horrible. Los irlandeses han mamado desde pequeñitos un absoluto desprecio por los platos elaborados. Esta gente lleva en su ADN la sopa, el bocata de pollo, el full irish breakfast y la carne con los vegetales. Y punto. Su «plato estrella» es un filete de pavo/pollo con salsa acompañado de puré de patatas, zanahoria y brócoli. No les saques de ahí. Paco, al contrario, únicamente recurre al plato combinado cuando no le queda otra, como last resort. Siempre se lo digo a Loida: una nación construida en torno a la patata, ¿cómo es posible que nunca se le haya ocurrido la tortilla de patata? Pues porque, en la cocina, son unos auténticos zoquetes. Como yo, que soy español. Pero no hablamos de mí, porque en este caso no me interesa.

7. El irlandés no hace ningún esfuerzo por hacerse entender. Cuando Paddy detecta que eres forastero, esta es su reacción: SE LA SUDA. No piensa hablar más lento o abriendo un poco más la boda. Paddy piensa morir con su forma de hablar aunque tú seas de Cuenca. Paco, al contrario, al menos grita. Grita en español aunque el otro sea de Manchester, sí, pero al menos se esfuerza. Minipunto para el equipo de los Pacos.

8. El irlandés adora España. Paddy no pierde ocasión para mencionar cuánto le gustó España, El Sol y Las Tapas (la triada mágica) o cuántas ganas tiene de ir. La reacción de Paco ante Irlanda es la siguiente: SE LA SUDA.

9. El irlandés no siente el frío. Acostumbrado desde pequeño a unas temperaturas entre frías y polares, a Paddy se la refanfinfla (no sé a qué espera la RAE para incluir la palabra) que haga frío en la calle: él sale en manga corta. Las chicas salen con escote y minifalda. Esto es un descalzaperros. Los españoles, Paco y nosotros, las pasamos canutas con estos vientos hipohuracanados, estos fríos demenciales. La piel de esta gente es gruesa como una mujer negra de cincuenta años de Louisiana.

10. El irlandés es optimista. No sé si el español lo es, no tengo ni idea. Lo que sí sé es que el irlandés es positivo, está menos maleado por el día a día, no tiene esa mala leche española, esa retranca, esa cosita…

Autor: JR DEL ROSAL

Superhombre.

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