Comiendo en el mejor vegetariano de Dublín: The Happy Pear

A ver, que tampoco me he recorrido todos los restaurantes vegetarianos de Dublín y he he hecho una lista con los pros y contras de cada uno… era por llamar un poco de atención en el titular y, bueno, porque existe la creencia popular de que The Happy Pear, el restaurante de dos hermanos super-conocidos por estas lides (con intervenciones habituales en programas de televisión, reportajes en prensa, varios libros de cocina publicados, sus productos en las estanterías de los supermercados, etc.), es THE VERY BEST OF HIS KIND. Yo solo sé que es muy bueno, se come muy bien y los precios son más que correctos. Cuando vaya probando otros, los iré enfrentando. Porque, si no enfrentamos las cosas que más nos gustan a un combate a muerte, ¿para qué estamos aquí?

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Juan, valorando pros y contras de restaurantes vegetarianos (not really)

El pasado fin de semana fuimos a The Happy Pear a comer… y lo mejor para hacerlo es siempre hacer «la experiencia sana completa», es decir: coger el tren de corto recorrido (DART) y poner rumbo a Bray, un pueblito pequeño con varias cafeterías italianas que está sorprendente bien y están regentadas (al menos una) por italianos de pura cepa. Ahí podéis pillar un café y algún bollito «poco sano», que luego vamos a comer tan bien y tan healthy que hay que balancear la cosa. En Bray, antes de iniciar el recorrido a pie por las montañas que llevan a Greystones (pueblo donde está The Happy Pear), deberéis visitar el baño (ese café siempre da ganas) y tirar el vasito de plástico, puesto que una vez inicias el recorrido o «track», no habrá ni baños ni papeleras. Además, el recorrido es conocido por todo quisqui y suele haber bastante gente (al menos el fin de semana), así que lo de parar en un ladito a «descargar» no va a ser posible. Y si eres una persona que va a las montañas para miccionar, me das asco.

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El recorrido lleva unos tres cuartos de hora, quizá una hora, depende de tu ritmo. Si no estás muy habituado a andar, se extenderá más de la hora y no verás el fin… pero recuerdo que cuando lo acabes vas a comer en un restaurante donde todo está muy rico, así que dale un poco más de caña y ya estás casi. Además, las vistas de la costa están bastante bien y ver a gente de cualquier edad haciendo el caminito siempre da ánimo.

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Estas fotos de arriba son algunas de vistas que ofrece el recorrido, te diría que te las imaginaras con sol, pero yo también tendría que hacerlo porque lo he hecho dos veces y las dos estaba el cielo gris, el cielo dublinés de guardia. Es verdad que cuando íbamos en tren hacia Bray había algún destellito de sol, foto:

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Como decía, destellitos. Pero vamos a lo del restaurante: una especie de casa reformada en restaurante, la disposición de las mesas y baños es muy como de andar por casa, es un sitio muy acogedor. Lo malo es que eso se traslada al servicio, no va un señor a ponerte el plato en la mesa; tienes que pedir tú, te lo ponen en tu bandeja tras hacer la cola habitual (SIEMPRE-HAY-COLA), lo pagas y te subes con su bandeja a una mesa a comerlo (también puedes quedarte en una de sus mesas de fuera pero con el tiempo que hay por aquí, no te lo aconsejo).

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Cola de gente vega-hambrienta vista desde una mesa de la primera planta

Esta vez, Loida y yo nos pedimos lo mismo, un plato muy rico, bastante bien de cantidad y que es apuesta segura, la lasaña vegetal, acompañada de una ensaladita (que estaba solo ok) y una rebanadita de pan con su mantequilla correspondiente (el pan con mantequilla es un clásico de este país, la verdad es que sus mantequillas están de rechupete… aunque no sean tan sanas como deberían para acompañar el plato, ni siquiera las ponen «unsalted», pero oye, eso ya a tu elección).

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La lasaña viene con una salsa pesto por encima que es to die for, como la peli de Nicole Kidman (this one, come on!). En la web de The Happy Pear tienen un montón de recetas en vídeo, os dejo este link de una de pastelitos fritos de Sweet Potatoe, una cosa que no comía nunca en España y a la que me he vuelto totalmente adicto porque está de muerte. Nosotros tenemos un libro de cocina de los brothers (de los tres que tienen, creo) y a ver si le damos uso, a ver de ver sus fotos tan bonitas.

The Happy Pear empezó como una tienda en 2004 y ahí sigue, con buena comida, la gente muy en palmitas y a favor de obra, abren todos los días de la semana y no hacen reserva (de ahí las colas continuas). Han abierto un local en Clondalkin, que está relativamente cerca de donde vivimos, así que ahí tenemos una pequeña excursión a la vista. ¿Habrá menos cola? ¡Deseadnos suerte! Ah, ¿el precio? La lasaña con ensaladita creo que salió por unos 14 euros, pagó Loida y pagó por los dos y… mirad, los números yo no…

CUTRE-TIP: Si no quieres gastar mucho dinero en The Happy Pear pero vas con hambrecita de la buena, Loida y yo hemos desarrollado un consejo solo apto para auténticas personas cutres, dice así: Vas a la zona donde se pide la comida, te pides menos de lo que querías, un único plato acompañado de una única ensalada, nada de pedir tres, o una sopa extra, o pan con mantequilla… nada, tu main dish pelao y mondao. Cuando te lo devores y aún te quede un poco de hambre, vete a la tienda en la planta baja, hazte el interesante y vete cogiendo trocitos de galletas y sweet bites que van dejando en una canastilla cerca de la caja. Cuando hayas cogido ya tres o cuatro es aconsejable preguntar algo al de la caja, o fingir interés por algún producto, para coger otros tres o cuatro trocitos antes de salir. Trocito a trocito puedes formar auténticas galletas, sé de lo que hablo.

Autor: JR DEL ROSAL

Superhombre.

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